Ayer, en una de tantas charlas gratificantes con Joaquín, me decía:
"...Las cosas que hagas, hazlas para tí...y ante tí."
Aunque claro, según los valores que tengas, esta autocrítica, esta forma de ser juez de tus propias acciones, puede llevarte a buen puerto o no. O mejor dicho, puede llevarte a un puerto u otro, porque para mí, el puerto bueno puede no ser el mismo que para tí.
Supongo que se trata entonces de definir cuál es el "buen" puerto.
Ergo es necesario definir los valores que hacen ese puerto "bueno".
Rápidamente se llega a la idea de que existen infinitos valores para infinitas personas. Yo no sé mucho de lógica combinacional, pero deber haber algo así como infinitas combinaciones.
A lo que voy. Los valores que cada uno tenemos definen, en gran medida, nuestra forma de interactuar con el otro.
Ser fiel ha mis propios valores hace que sea yo mismo, que no me arrepienta de mis decisiones pese a haber sido equivocadas, porque siempre han partido de mi mismo. He sido fiel y sincero conmigo mismo, he hecho lo que yo creía correcto basado en mis valores. Esta es la única forma de vivir MI vida, de responsabilizarme de MIS fracasos y de MIS aciertos.
El problema sigue estando entonces en definir qué valores son "buenos" y cuales "malos".
No tengo respuesta. Joaquín me decía que puede ser la religión, la propia educación, lo que influya mucho en esto. No lo sé.
Sólo puedo decir que me gusta sentirme bien. Sentirme contento con lo que hago, con mis principios, con mis valores, con cómo soy, con cómo se siente la gente que me importa cuando está conmigo. Como decía en un post anterior, gustarme a mí mismo.
Creo que esta sensación parte del interior de cada uno. No se puede conseguir desde el exterior. Y eso ya dice bastante.
Este mismo egoísmo (no nos engañemos, es lo que es), esta naturaleza egísta de buscar primero el sentirme yo bien, paradójicamente, construye un entorno mejor para los que me rodean...y para mí.
Me quedo con que parece bastante coherente pensar que, si MIS decisiones me hacen sentir bien interiromente, MIS fracasos serán más llevaderos, MIS aciertos más placenteros, y MI vida... la MIA.